A continuación se detallan algunos hábitos de seguridad que es aconsejable asumir en tu vida cotidiana.

MEDIDAS DE PREVENCIÓN FUERA DEL DOMICILIO

  • Lleva siempre contigo un teléfono móvil.
  • Guarda los números de emergencia (112, 091, 062) en tu teléfono móvil vinculándolos a una tecla de marcación automática.
  • Presta atención en los trayectos rutinarios y a las horas de llegada y salida del trabajo, del colegio de tus hijos/as, etc.
  • Si has compartido el coche con el agresor, cambia las cerraduras. Antes de montarte y bajarte del vehículo observa las inmediaciones por si ves al agresor
  • Activa siempre el cierre automático de las puertas.
  • No aparques en sitios poco iluminados ni transitados.
  • Si sabes con antelación que existe la posibilidad de coincidir con el agresor (puntos de encuentro, actuaciones judiciales conjuntas, etc.,), pide a algún familiar o persona de confianza que te acompañe. Y comunica esta situación a la Unidad policial que, en su caso, valorará qué medida de protección será la adecuada.

MEDIDAS DE PREVENCIÓN EN CASA

  • Al entrar y salir de casa, presta atención y comprueba los alrededores de tu vivienda.
  • Adopta medidas de seguridad: cambia la cerradura de la puerta, buena visibilidad de la mirilla, etc
  • Cambia tus números de teléfonos y solicita a la empresa que no sean registrados en guías públicas.
  • Antes de abrir la puerta, comprueba qué persona está llamando, si no la ves claramente NO abras.
  • NUNCA abras al agresor y advierte a tus hijos, hijas, personas a tu cargo o a otras personas con las que compartas el domicilio. Si es él quien llama, máxime si cuenta con una orden de alejamiento, ponte en contacto con la policía.
  • Comunica tu situación a personas de tu confianza, especialmente vecinos, para que te adviertan si ven al agresor merodeando por los alrededores de tu vivienda para que adoptes medidas de prevención y, en su caso, avisen también a la policía.
  • Acuerda con una amiga, vecina o familiar, a dónde acudir si tienes que marcharte con urgencia del domicilio.
  • Acuerda con una vecina alguna señal inequívoca para que llame a la policía.
  • Prepara por si tienes que marcharte precipitadamente un bolso con: la documentación (tarjeta o cartilla sanitaria propio y de los menores que tenga a su cargo, DNI y pasaporte, permiso de residencia, libro de familia, tarjetas bancarias y cartillas de ahorro, contratos de vivienda, documentos de separación o divorcio, escrituras, informes médicos, llaves de la vivienda y del coche, medicamentos habituales…)

SI VES AL AGRESOR

Y estás fuera del domicilio:

  • Dirígete rápidamente a un lugar concurrido y llama a la policía informando de la situación. Si no tienes lugar público a donde ir, llama la atención de personas que estén en la calle o pide auxilio en alguna casa cercana.
  • Si estás en el coche y ves al agresor, no detengas el vehículo y dirígete a un lugar que consideres seguro (casas de familiares, amigos, dependencias policiales, etc).

Y estás en tu casa:

  • Ve con un teléfono a una habitación más segura, donde te puedas encerrar (por ejemplo, el lavabo) y llama a la policía.
  • Si no te da tiempo a encerrarte, ve a una ventana, grita y pide auxilio para que alguien te pueda ayudar.
  • Aléjate de la cocina y de las habitaciones de la casa donde hay objetos peligrosos.
  • Ten preparada una señal con tus hijos para que se encierren en una habitación o salgan de la casa a pedir ayuda a alguien de confianza que viva cerca.

SI CREES QUE TE VA A AGREDIR

  • Intenta escapar
  • Grita y pide auxilio a otras personas que te puedan ayudar o llamar a la policía.
  • Intenta defenderte
  • Protege las partes más vulnerables de tu cuerpo (cara, cabeza, pecho y vientre) con los brazos y las piernas

En la mayoría de los casos la violencia no está siempre presente en los inicios de la relación de pareja si no que se por ciclos o se alteran fases de cariño con fases de agresión.

El ciclo de la violencia consta de tres fases que pueden no ser iguales en cuanto a intensidad y duración.

En la primera fase se produce una acumulación de la tensión y se caracteriza por incidentes mínimos que provocan que la tensión en la pareja vaya aumentando. 

En la segunda fase o episodio agudo, es cuando esta tensión que ha sido acumulada da lugar a una explosión de violencia que puede ser más o menos grave.

Tras esto tiene lugar la fase de luna de miel. En esta fase el hombre parece arrepentirse, pide perdón y se muestra muy cariñoso, prometiendo que nunca más lo volverá a hacer.

Al poco tiempo, la tensión empieza a acumularse nuevamente y se repite el ciclo de la violencia dando lugar a que con el paso del tiempo el maltrato cada vez sea más frecuente e intenso, aumentado la probabilidad de que se agraven o cronifiquen las consecuencias que la violencia tiene en las mujeres.

 

Tipos de violencia de género dentro de la pareja. 

Las formas más frecuentes de la violencia de género son:

Violencia física.

Daño o amenaza a la integridad física a través de acciones como bofetadas, puñetazos, empujones, tirones de pelo, intentos de estrangulamientos, mordiscos, patadas, arañazos, uso de armas, lanzamiento de objetos peligrosos. Obligar a consumir drogas o alcohol e impedir llevar a cabo un tratamiento médico.

Violencia psicológica.

Comportamientos y conductas que atentan contra la integridad psíquica y emocional de las mujeres y contra su dignidad como personas (insultos, humillaciones, amenazas, control, prohibiciones, menosprecio, chantaje emocional). 

Este tipo de violencia causa sufrimiento, ansiedad, depresión, estrés, ira, trastornos del sueño, deterioro de la autoestima, aislamiento, etc.

Violencia sexual.

Se sufre violencia sexual cuando tu pareja te obliga a mantener relaciones sexuales, a través de la fuerza física, o bien cuando te presiona psicológicamente para mantenerlas. Además, si te obliga asumir determinadas posturas en las relaciones sexuales, te obliga a vestirte de forma provocativa o de otro tipo, te presiona para grabarte, etc.

Violencia económica y patrimonial.

Se ejerce cuando se priva intencionadamente, y sin justificación legal de recursos necesarios para el bienestar física o psicológico y el de las hijas o hijos o cuando se discrimina en la disposición de los recursos compartidos en el ámbito de la convivencia de pareja.